Abrecartas
Los abrecartas El Casco permiten abrir la correspondencia con facilidad y sin dañar el contenido. A su vez, son un bello elemento de escritorio con un diseño de línea sencilla y elegante. La hoja es plenamente funcional sin ornamentos, siendo el mango la parte en la que destacan detalles como la unión entre mango y hoja, los cantos biselados y el sello de El Casco grabado. Si busca el perfecto abrecartas para regalo, disponemos del clásico abrecartas cromado y del más suntuoso abrecartas de oro.
El abrecartas es un objeto que deriva directamente de los antiguos cuchillos de papel, utilizados principalmente en los siglos XVIII y XIX. Estos se utilizaban para separar las hojas de libros y periódicos que tras la impresión muchas veces quedaban unidas entre sí.
Con el progresivo aumento del uso del correo postal, a partir de mediados del siglo XIX se empezaron a producir abrecartas, cuyas diferencias principales con respecto al cuchillo de papel eran una hoja más larga y roma. Estas características permiten abrir los sobres sin riesgo de dañar el contenido.
Al igual que con otros objetos, la popularización del abrecartas trajo consigo diversidad en materiales y diseños. Desde madera o metal hasta materiales exóticos como el marfil o ya en tiempos más recientes otros como el plástico.
Los abrecartas El Casco permiten abrir la correspondencia con facilidad y sin dañar el contenido. A su vez, son un bello elemento de escritorio con un diseño de línea sencilla y elegante. La hoja es plenamente funcional sin ornamentos, siendo el mango la parte en la que destacan detalles como la unión entre mango y hoja, los cantos biselados y el sello de El Casco grabado. Si busca el perfecto abrecartas para regalo, disponemos del clásico abrecartas cromado y del más suntuoso abrecartas de oro.
El abrecartas es un objeto que deriva directamente de los antiguos cuchillos de papel, utilizados principalmente en los siglos XVIII y XIX. Estos se utilizaban para separar las hojas de libros y periódicos que tras la impresión muchas veces quedaban unidas entre sí.
Con el progresivo aumento del uso del correo postal, a partir de mediados del siglo XIX se empezaron a producir abrecartas, cuyas diferencias principales con respecto al cuchillo de papel eran una hoja más larga y roma. Estas características permiten abrir los sobres sin riesgo de dañar el contenido.
Al igual que con otros objetos, la popularización del abrecartas trajo consigo diversidad en materiales y diseños. Desde madera o metal hasta materiales exóticos como el marfil o ya en tiempos más recientes otros como el plástico.